¿Qué es la toxina botulínica?
La toxina botulínica tipo A es una forma liofilizada estéril producida por cultivo de Clostridium Botulinum tipo A. La toxina es una especialidad medicinal que, para ser inyectada, requiere ser reconstituida con solución salina estéril por un especialista en la materia.
¿Quien debe administrarla?
Debe ser manejada por un cirujano plástico, que es el médico que conoce más profundamente la anatomía de los párpados y de la cara. El Dr. Alejandro Gomez Lucyszyn se ha dedicado desde un principio en la Residencia Hospitalaria a operar casos de trauma facial y cirugía estética del rostro, y ha estudiado los problemas faciales congénitos y adquiridos. Coloca toxina botulínica desde 1998 con grandes satisfacciones tanto con fines estéticos como reparadores.
Ud. notará que también la colocan dermatólogos, esteticistas, sin embargo el panorama del citado profesional es mas amplio, dado el conocimiento de las variaciones personales anatómicas y fisiológicas, efectos clínicos, manejo de posibles complicaciones y acciones colaterales.
¿Cómo actúa específicamente?
Por bloqueo de la conducción neuromuscular local, por ligadura reversible a los sitios receptores de las terminales de nervios motores. Su inyección intramuscular produce parálisis por denervación química parcial transitoria. Produce así la relajación del componente muscular de las arrugas faciales.
Como las arrugas son formadas por la exagerada acción de los músculos de la expresión y sostenida por un aumento del tono involuntario de estos, la aplicación del producto en forma medida y localizada logra un efecto benéfico en las arrugas dinámicas. Los efectos iniciales del tratamiento pueden durar entre 4 y 6 meses, alargándose este periodo en aplicaciones consecutivas.
¿Qué indicaciones puede tener la toxina?
Entre las estéticas: Arrugas de cara y cuello. Hipertonía de los músculos corrugadores, procerus (entrecejo), orbiculares de los párpados (patas de gallo), frontal, bandas del platisma cervical.
Otras: espasmo hemifacial, incluyendo trastornos del VII par, distonía cervical del adulto (tortícolis espasmódica), blefarospasmo esencial, estrabismo, tics.
¿Cómo se maneja?
El médico retira el producto de su frasco y coloca cloruro de sodio, que se inyecta suavemente dentro del vial, ya que la agitación o burbujeo inactiva la toxina. Lo debe usar dentro de las cuatro horas de la reconstitución, tiempo durante el cual se lo coloca en refrigerador (2 a 8º C). El aspecto del líquido obtenido es incoloro. Se almacena en congelador a –5º C o menos. Se inyecta con agujas extremadamente finas en la frente, entrecejo, patas de gallo. Se percibe un mínimo dolor durante el procedimiento, pasajero. Luego de ello el paciente no debe refregar ni rascar la zona para no difundir lo inyectado, se recomienda no acostarse por dos o tres horas.
¿Qué cuidados debe tener el paciente para ese día?
No debe tomar aspirinas una semana antes, puede tomar sedantes y demás medicamentos siempre que no alteren la coagulación. Debe cuidar la presión. La cara debe estar libre de maquillaje, limpia y seca. Luego del procedimiento no se rasca ni refriega la zona para no difundir el producto, también se recomienda no acostarse por dos o tres horas.
¿Qué cambios se producen?
El paciente notará que no podrá reproducir las arrugas que son habituales al fruncir el ceño, al forzar los párpados, o la frente. Simula un verdadero “planchado” de la zona. Algunas arrugas profundas pueden no desaparecer por completo ya que pueden ser pasibles de rellenos adicionales. Las menores lo hacen casi de inmediato. La idea es que ese efecto suceda sin exagerar un cambio en la expresión del rostro para que luzca natural.
El efecto máximo se instala a las 48 hs de colocado, aunque se inicia a las pocas horas.
¿Cuáles son las reacciones adversas?
El procedimiento es sencillo y seguro, pero puede referirse dolor en sitio de punción, hematoma leve, cefalea, sensibilidad exacerbada, rash cutáneo, prurito transitorio. Son raras. No quedan efectos permanentes si no se quiere repetir su colocación.